En cierto bosque vivía una vez una zorra, y cerca de ella vivía un hombre, quien tenía un gato que había sido bueno para atrapar ratones en su juventud, pero ahora estaba ya viejo y medio ciego. El hombre ya no quería más al gato pero, sin querer matarlo, lo llevó al bosque y lo perdió allí.Entonces vino la zorra y dijo, “¡Hola, Señor Gatuno Lanudo! ¡Cómo le va! ¿Qué lo trae por aquí?”–
–“¡Ay!” dijo el gatito, “mi amo me amaba mientras yo podía morder, pero ahora que ya no puedo morder más y he tenido que dejar el oficio de atrapar ratones, que por cierto era muy bueno para él, no quiso matarme, pero me dejó perdido en el bosque, en donde deberé perecer en la miseria.”––“¡No, querido gatito!” dijo la zorra; “déjamelo a mi, y te ayudaré a obtener tu pan diario”––“¡Eres muy buena, querida hermana zorrita!” dijo el gato, y la zorra le construyó un pequeño cobertizo con un jardín alrededor para pasear.
En cierto bosque vivió una vez una zorra
Ahora bien, un día vino la liebre a robar las coles del hombre. “¡Kriiiim-kriiiiim-kriiiim!” chillaba. Pero el gato sacó su cabeza fuera de la ventana, y cuando vio a la liebre, levantó su espinazo, erizó su cola y dijo, “¡Ft-t-t-t-t-Frrrrrrr!”La liebre se asustó, corrió huyendo de allí, directo a contarles al oso, al lobo y al jabalí lo que le había sucedido.“No importa,” dijo el oso, “Te diré algo. Los cuatro daremos un banquete, e invitaremos a la zorra y al gato, y los atenderemos bien
Ahora, ¡Mira! Yo robaré el aguamiel del hombre, y tú, Señor lobo, roba tú su olla con grasa, y tu, Señor jabalí, come las raíces de sus frutales, y tú, Señora liebre, ve a invitar a la zorra y al gato a cenar.”Alistaron todo, hasta que el oso dio la señal, y la liebre corrió a invitar a sus huéspedes. Llegó bajo la ventana y dijo, “Os invitamos, a su señoría la Zorrita Bonita, junto con don Gatuno Lanudo, a cenar”, y se fue de regreso.–“Pero debiste haberles dicho que trajeran con ellos sus cucharas”, dijo el oso.––“¡Oh, en dónde tengo la cabeza! ¡Se me olvidó por completo!” exclamó la liebre, y corrió hacia la residencia de la zorra y el gato, colocándose bajo la ventana y pregonando: “¡Tened en la mente de traer vustras cucharas!”––“Muy bien” dijo la zorra.FotoEntonces el gato y la zorra acudieron al banquete y, cuando el gato vio el salo, se acostó panza arriba, y movió felizmente su cola, y exclamó, “¡Miii-auu, Miii-auu!” con todas sus fuerzas.Pero todos ellos pensaron que estaba diciendo, “¡Ma-lo, ma-lo!”, que significa “¡Poco, poco!”––“¡Qué!” dijo el oso, que se ocultaba tras las hayas con las otras bestias, “¡Aquí hemos nosotros estado recolectando todo lo que hemos podido, y este gato cara de cerdo reclama que es muy poco! ¡Qué gato más monstruoso puede ser para tener tanto apetito!”Y entonces los cuatro salieron huyendo muy asustados, y el oso se encaramó a un árbol, y los otros se ocultaron donde pudieron. Pero cuando el gato vió los bigotes del jabalí saliendo de detrás de los arbustos, pensó que era un ratón, y de nuevo erizó su cola, arqueó su lomo, y gritó, “¡Ft! ¡ft! ¡ft! ¡Frrrrrrr!”.
Entonces ellos se asustaron más que nunca. Y el jabalí se ocultó tras un arbusto mucho, pero mucho más lejos, y el lobo tras un roble, y el oso se bajó del árbol, sólo para subirse a uno mucho más alto, y la liebre corrió sin parar y con todas sus fuerzas.Y el gato quedó enmedio de todas las cosas buenas, y se devoró todo el tocino; y la pequeña zorra se comió toda la miel, y ambos comieron y comieron hasta que no pudieron comer más, y luego regresaron a casa, lamiendo gustosamente sus patas.
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